¡NUEVO!
Fotografía del autor
Houston Stewart Chamberlain
Portada del libro
IDEALES POLÍTICOS
UN PRECURSOR DEL NACIONALSOCIALISMO
Dr. Alexander Jacob (edit.)
Joaquín Bochaca (trad.)
Fomato grande, 13x19 cms., 280 págs. Cubierta a todo color, ilustrado
P.V.P.: 19,95 €
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H. S. Chamberlain, que bien puede ser considerado un predecesor del Nacional-Socialismo, desempeñó un papel importante en la formación de actitudes e ideas en la Alemania de la primera parte del siglo XX, y el conocimiento de su literatura, sus opiniones, y sus importantes contactos con los líderes políticos y culturales de la Alemania de su tiempo, —con la familia de Richard Wagner, el Kaiser Guillermo II y con Adolf Hitler— que compartirían sus ideas y fueron indudablemente influenciados, estos últimos, por su filosofía, nos ayudarán mucho a apreciar el contraste de ideales que dividían entonces a Europa.
CONTENIDO:
En una época menos masificada y superficial que la actual, una personalidad de la integridad y la altura intelectual de Houston Stewart Chamberlain tendría, al menos, una estatua en todas las ciudades importantes de Europa y del resto —como él lo calificaba— del Mundo Ario. Puede decirse que Houston Stewart Chamberlain fue el precursor de la Idea de Europa, pero de una Europa auténtica, real, una Europa de los pueblos, no la de los mercachifles de la actual burocracia de Bruselas. Hombre de una vastísima cultura y de enorme sensibilidad, es en sus obras “Fundamentos del siglo XIX” y “Politische Ideale” (Ideales Políticos) donde expone de manera clara y sucinta su Weltanschauung, su particular concepción del mundo. Chamberlain fue lo que los zafios sabihondos proclives a generalizar llamarían un “racista”. Ciertamente debieron influir en su pensamiento las ideas de su predecesor, el Conde de Gobineau, e incluso de su contemporáneo, el también francés Georges Vacher de Lapouge, tildados hoy de racistas, cuando eran, realmente, al igual que Chamberlain, unos raciólogos.
Ferviente partidario de la verdadera libertad, aborrecía el parlamentarismo estéril, profetizando que la llamada democracia degeneraría en una partitocracia para desembocar finalmente en una plutocracia. Su ideal de la administración pública era un poder central con una amplísima autonomía cultural y una separación real y efectiva de los tres poderes. También criticaba la política tribal del judaísmo y, específicamente, del movimiento sionista que entonces empezaba a manifestarse públicamente. Afirmaba, además, que, en términos generales —tampoco generalizaba— la presencia del elemento étnico judío distorsionaba la vida cultural alemana y preconizaba la expulsión de los judíos de los cargos de influencia en el desarrollo normal del país.
También abogaba por un verdadero socialismo, pero de carácter nacional, como opuesto a los excesos del capitalismo, tanto como a las aberraciones colectivistas de Marx y sus secuaces. Las ideas políticas de Houston Stewart Chamberlain se verían reproducidas, en buena parte, en los escritos fundacionales del Nacional-Socialismo alemán. Nuestro autor —que falleció en 1927— asistió en los últimos años de su vida a la eclosión del joven Movimiento, a quien dio su plena adhesión.
EL AUTOR:
Houston Stewart Chamberlain (Southsea, Inglaterra, 9 de septiembre de 1855 – Bayreuth, 9 de enero de 1927),
pensador británico, nacionalizado alemán, conocido por sus teorías raciológicas y defensoras del germanismo y una filosofía de la historia en la que los pueblos de origen indoeuropeo juegan un papel destacado. Ferviente wagneriano, se casó con Eva Wagner, la hija más joven de Richard Wagner y en 1923 conoció personalmente a Adolf Hitler, precisamente en los Festivales de Bayreuth. En su obra principal "Los fundamentos del siglo XIX", que en 1914 ya había alcanzado 100.000 ejemplares vendidos, propugnaba la conservación de la sangre germánica gracias a la lucha para mantener orillados todos los elementos racialmente extraños. Proponía igualmente mantener a raya al judaísmo. Estas ideas le configuraron como uno de los precursores ideológicos del nacional-socialismo. Según Chamberlain: "La corrupción de la sangre y la influencia desmoralizadora del judaísmo, he aquí las causas principales de nuestros fracasos." Murió en 1927 y Adolf Hitler asistió a sus exequias.
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