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jueves, noviembre 26, 2009

RECUERDO DE ENRIQUE ZORRILLA.

El fallecimiento de un nacional (de un nacionalista, de un patriota conciente, de un identitario) es motivo de reflexiones para sus camaradas:es como si en algún sentido cada uno de nosotros falleciera, se nos viene la vida de un golpe, aparecen los recuerdos y los cuestionamientos del obrar que se ha hecho: ¿hemos sido fieles al Ideal Nacional? Hemos sifo consecuentes en nuestra acción pública y privada? Es como si cada muerte de un camarada sea una oportunidad que nos brinda la vida para repensar y renovar el camino de los nacionales.

La revista Ciudad de los Césares despide a Enrique Zorrilla.

Transcripción de http://www.revistaciudaddeloscesares.blogspot.com/

HA MUERTO ENRIQUE ZORRILLA


(1916-2009)






Con él desaparece uno de los últimos representantes de lo que, en la literatura y en la política de Chile, fue la Generación del 38. Último testigo, a la vez, de la llamada "Matanza del Seguro Obrero", uno de los más innobles crímenes políticos colectivos en este país (5 de septiembre de 1938). Militante del Movimiento Nacional Socialista de Chile, al joven Zorrilla le correspondió estar entre los organizadores del "putsch del 5 de septiembre", cuyo objetivo declarado era la constitución de un gobierno provisional que diese garantías para la realización de las elecciones presidenciales de ese año. Zorrilla actuó bajo las órdenes directas de Oscar Jiménez Pinochet, quien años después sería ministro de Salud en el primer gabinete de Salvador Allende (1970-73). Fue el padre de la actual ministra de Educación en el gobierno de Michelle Bachelet. Ni él ni Zorrilla abjuraron nunca de su militancia juvenil ni negaron su participación en los trágicos acontecimientos de 1938.

Frustrado el "putsch" por la falta de apoyo del Ejército, asesinados a sangre fría, una vez rendidos, los jóvenes militantes nacistas que -en forma más bien simbólica- se habían atrincherado en el edificio del Seguro Obrero y en la Universidad de Chile, Zorrilla tuvo su cabeza puesta a precio. En un dramático cruce de la cordillera, logró pasar a Argentina. En forma novelesca, volvió clandestinamente para rendir el examen final en su curso de Derecho. Poco después, los militantes nacistas fueron indultados por el nuevo gobierno de Pedro Aguirre Cerda, en reconocimiento del evidente apoyo electoral del nacismo al candidato del Frente Popular. Característicamente, Aguirre indultó también a los jefes de la policía y a los civiles acusados de haber perpetrado la matanza.

Los años llevaron a Enrique Zorrilla a rutas políticas que no todos sus antiguos camaradas aprobaban. Fue diputado demócrata-cristiano (1965-1969) y embajador del presidente Eduardo Frei Montalva en Alemania Federal. Desempeñó también cargos diplomáticos en la ONU. Al mismo tiempo desarrolló una carrera literaria e historiográfica. No dejó de mantener vivo el recuerdo de sus camaradas asesinados, a través del Comité 5 de Septiembre, impulsando también la obra de solidaridad entre los antiguos militantes nacistas. En la década de 1980 polemizó públicamente con su amigo y pariente, Miguel Serrano, a propósito de la interpretación de la naturaleza de lo que fue el Movimiento Nacional Socialista de Chile. Su testimonio consta en particular en el libro La profecía política de Vicente Huidobro (1996).

En las últimas décadas Enrique Zorrilla se comprometió especialmente con la causa que llamó bolivariana -en el sentido de la unidad hispanoamericana-, sin que ella tuviera nada que ver con las tendencias políticas del actual gobierno de Venezuela. Fue también colaborador de la revista CIUDAD DE LOS CÉSARES.

En el momento de su desaparición, CIUDAD DE LOS CÉSARES saluda al militante, al intelectual, al amigo y al camarada.

Enrique Zorrilla de San Martín y Santiago Concha: ¡presente!


COMENTARIOS:
contingente. Saludo al camarada que ha partido.
JOSE AGUSTIN: Independientemente de su militancia demócrata cristiana (aunque tantos nacionalistas históricos surcaron luego esos mares partidistas, lo que hacemos notar cuando se trata de la DC o de la izquierda, pero, curiosamente, callamos cuando se trata de la derecha o de la dictadura de Pinochet) Enrique Zorrilla representó, a mi juicio, uno de los escasos representantes de ese nacionalismo "puro", chileno, profundamente arraigado en Chile, en América y su historia, ese nacionalismo que muchos hemos querido ver florecer, lejos de la derecha, de las veleidades conservadoras o militaristas. Entre la visión mágica de Miguel Serrano y la visión histórica y política de Enrique Zorrilla hay una gran distancia, no obstante muchos hemos podido resultar atraídos por ambas, principalmente por que en ellas se expresaba un amor a la patria y al pueblo que difícilmente es posible ver encarnados en la política contingente. Saludo al camarada que ha partido.
JOSE AGUSTIN


p/. 28-11-2009. Un objetivo histórico a lograr es la nacionalización de la política, de los políticos y de los ciudadanos todos.
Que todos seamos auténticamente nacionales, profesando un patriotismo no solo folklórico y de alcance privado sino que más aún cívico y de alcance público.
Que todos suscribamos la concepción de que cada pueblo -y nosotros los primeros- debe constantemente afirmar y preservar su propia identidad cultural colectiva, desarrollándola soberanamente para enfrentar desde sí mismo todos los desafíos que se le vayan presentando, y sobretodo el más grave desafío que existe actualmente, que es la global-invasión.
Así, no es malo que muchos nacionales hayan penetrado (utilizado o infiltrado) a los partidos del sistema demo-liberal imperante, ya sea a babor o a estribor, siempre y cuando hubiesen efectivamente ejercido una labor de nacionalizar "desde adentro" a esos partidos, haciendo que su acción partidaria estuviese determinada por ese sentido identitario al que aludíamos recién.
No sabemos todavía cuales han podido ser los frutos nacionalizadores que hayan podido producir los nacionales a la diestra del sistema, ya sea en los partidos de derecha o en el Pinochetato mismo (pensemos en un Sergio Onofre Jarpa o en Mario Arnello o en Pablo Rodríguez Grez o en Alberto Cardemil), ya sea a la siniestra del sistema (pensemos en un Federico Mujica o en un Jorge Lavandero o en un Oscar Jimenez Pinochet...o en el mismo Enrique Zorrilla).
Pero, independientemente de los aportes personales que todos ellos pudieran haber hecho a la causa nacional desde dentro de los partidos del sistema, es más destacable la acción nacionalizadora de aquellos nacionales (o nacionalistas) que supieron mantenerse siempre de pie sin meterse nunca en los partidos del sistema demoliberal, como ha sido el caso de Guillermo Izquierdo Araya, Juan Diego Dávila Basterrica o Miguel Serrano.
PETRAS PETRUS DE PETRIS.

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