Siguiendo el consejo de Napoleón, CARL SCHMITT aprendió que donde había partisanos había que luchar como partisano.
Esto obligaba a situarse en la ilegalidad para llevar a cabo lo legítimo.
JOSEP MARIA RUIZ SIMON escribe este artículo en el diario La Vanguardia, de Barcelona. 25/05/2005
Carl Schmitt "Teoria del partisano".
Prólogo de Eugenio Trías. Traducción de Clara Formosa. L´ESFERA DELS LLIBRES. 131 PÁGINAS. 19 EUROS. Ensayo.
Guerrillas de extrema derecha:
Las ideas del jurista nazi Carl Schmitt toman vigor de la mano del
neoconservadurismo post-11-S. Esbozadas al amparo de la
España franquista, fueron recogidas en ´Teoría del partisano´.
JOSEP MARIA RUIZ SIMON -
LaTeoría del partisano nació de dos conferencias pronunciadas por Carl Schmitt
en 1962. El 15 y el 17 de marzo el que había sido jurista de cabecera del Tercer Reich disertó en el Estudio General de Navarra y en la Cátedra Palafox de la Universidad de Zaragoza sobre el fenómeno de la guerrilla en el mundo contemporáneo.
El texto de la segunda conferencia fue impreso, a fines del mismo año, por las
ediciones de la cátedra zaragozana que, en 1961, había publicado las
actas de un ciclo de conferencias sobre la Guerra Civil española, en el
que habían participado Francisco Franco-Salgado, primo y estrecho
colaborador del Caudillo, y Luis de Galinsoga, ex director de La
Vanguardia y autor de una biografía hagiográfica de Franco titulada El
centinela de Occidente (1956). Las actas llevaban el significativo título
de La guerra de liberación nacional y sus textos prolongaban una línea
de investigación en que ya se había estudiado la guerra de la
independencia en el contexto de las guerras de liberación europeas.
En la Teoría del partisano, Schmitt, que parte del análisis que la
historiografía franquista realizaba del papel de las guerrillas en la
guerra de 1808-1813, se hace eco de aquella interpretación de la
Guerra Civil afirmando que, mientras Mao redactaba sus principales
escritos, "España se defendía, a través de una guerra de liberación
nacional, de la imposición comunista internacional".
Schmitt, cuya obra, a través de los juristas Luis Legaz y de su amigo
Francisco Javier Conde, discípulo suyo en Berlín, había influido de
manera determinante en las primeras legitimaciones doctrinales del
caudillaje y del régimen de Franco, seguía estando como en casa en la
España de 1962, donde vivía su hija Ánima. Ese mismo año recibió un
sentido homenaje del Instituto de Estudios Políticos, una especie de
think tank de la Falange, creado en 1939, que le había distinguido
como el primero de sus miembros honorarios y cuyo director le
obsequió con un emocionado discurso, un diploma y una insignia sobre
la que campeaba "la efigie de nuestros reyes católicos, con el yugo y
las flechas". El director era una joven promesa del régimen, Manuel
Fraga, convenientemente citado en la Teoría del partisano y en alguna
otra obra de Schmitt, y que pronto sería ministro en el primer gobierno
vicepresidido por Muñoz Grandes, ex comandante en jefe de la
División Azul y condecorado por Hitler con la cruz de hierro con hojas
de roble.
Implicación con el nazismo
En Alemania, tras pasar un año en dos campos de internamiento y ser
citado por el tribunal de Nuremberg, Schmitt había visto truncada su
carrera universitaria por su implicación con el nazismo.En España, a
pesar del relativo giro político iniciado tras la derrota de las potencias -
amigas- del Eje, las universidades, entre ellas la de Madrid, donde
quienes le veneraban habían creado en 1943 la primera facultad
española de ciencias políticas y económicas, le seguían abriendo sus
puertas con entusiasmo. Como las de Navarra y Zaragoza, donde
esbozó su Teoría del partisano, en la que interpreta un papel
protagonista otro personaje con vínculos españoles, el general francés
El libro nació de dos
conferencias y
defendía la resistencia
armada contra el orden
internacional
instaurado por los
aliados en 1945
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Raoul Salan, quien, a inicios de los 60, se había refugiado, acogido por
el régimen, en Madrid, donde conspiraba con otros emigrantes y con
dos españoles ilustres: el otrora todopoderoso cuñado de Franco,
Serrano Suñer, principal aliado español de Hitler y de Mussolini, ahora
caído en desgracia, y Narciso Perales, ex gobernador civil y, por aquel
entonces, preocupado por el alejamiento de la dictadura respecto al
falangismo genuino.
Antes de dirigirse hacia Argel para participar en el fracasado golpe
contra de Gaulle (22 de abril de 1961), Salan había aprovechado su
estancia en España para crear la OAS (Organisation Armée Secrète)
que, a través de la guerra sucia y de acciones terroristas, pretendía
impedir la independencia de Argelia y lograr un cambio de régimen en
Francia. Las conferencias de Schmitt en Navarra y Zaragoza se
celebraron, respectivamente, tres días antes y el día anterior de los
acuerdos de Évian, con los que la República Francesa y el Frente
Nacional de Liberación ponían las bases para la descolonización de
Argelia, en un momento en que los cruentos atentados de la OAS se
multiplicaban tanto en la metrópolisc omo en la colonia. Cuando
apareció en 1963 en la República Federal Alemana el ensayo basado
en estas conferencias, Salan ya había sido apresado, juzgado y
condenado a cadena perpetua por la República Francesa. En el libro,
Salan es presentado como el hombre que luchando contra los
descolonizadores del FLN luchaba en defensa del gran espacio
europeo y contra la expansión del comunismo internacional, como el
militar que, siguiendo el consejo de Napoleón, aprendió que donde
había partisanos había que luchar como partisano. Y refulge como una
trágica víctima de una lógica demencial, la del orden internacional
imperante que, según Schmitt, obligaba a situarse en la ilegalidad para
llevar a cabo lo legítimo.
Como señalaba su discípulo Julien Freund, todas las obras de Schmitt
estaban ligadas a una situación política concreta, vehiculaban una
cierta ideología y constituían una toma de posición en el contexto
immediato. Así fue cuando durante la república de Weimar criticaba el
parlamentarismo y daba alas a la dictadura. Así fue cuando legitimó el
régimen de Hitler y sus medidas represivas o antijudías. Y así seguía
siendo cuando redactó la Teoría del partisano. La Teoría del partisano
era una obra destinada a esclarecer, a través de una descripción
interesada del status quo, la acción política de quienes, en Alemania y
el resto de Europa, se oponían, en nombre de una presunta legitimidad
subyugada, al orden internacional triunfante tras la Segunda Guerra
Mundial.
Con un ojo puesto en Iraq
Eugenio Trías, en el prólogo de la traducción catalana, invita a leer la
Teoría del partisano con un ojo puesto en Iraq. Es una invitación difícil
de rechazar, dadas las circunstancias. El Iraq ocupado, con su
resistencia partisana y convertido en campo de batalla del terrorismo
islamista, y las medidas legales estadounidenses sobre los
combatientes ilegales o sobre los extranjeros sospechosos, dan
ciertamente una nueva actualidad a lo tratado en este ensayo y a la
obra de Schmitt en general. El mundo de Bush, tal como lo describe
Giorgio Agamben en Estado de excepción, un mundo "en que la
excepcionalidad se convierte en regla y la distinción entre paz y guerra
(y entre guerra exterior y guerra civil mundial) resulta imposible", se
adapta de mil maravillas a los interesados diágnosticos schmittianos.
Cabría plantearse hasta qué punto esta actualidad tiene que ver,
paradójicamente, con la adopción, por la administración
neoconservadora estadounidense, de la concepción schmittiana del
derecho y de lo político. Y no estaría de más que, al aceptar aquella
invitación, no se olvidase el trasfondo ideológico de la obra ni se pierda
de vista el escenario en el que fue escrita y la proyección que éste
acabó teniendo una vez que un núcleo de veteranos del Tercer Reich y
de militantes neofascistas vio, en la experiencia de la OAS, una
oportunidad de oro para un rissorgimento de la Europa vencida en
1945. La OAS fracasó. Pero fue el pistoletazo de salida de los
movimientos de liberación europea que se hallan en la base de la
renovación del discurso y las prácticas de la extrema derecha europea
de las últimas décadas. Y sus restos alimentaron, en Europa y en
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América Latina, no pocos episodios de la guerra sucia contra el
terrorismo.
Por la ideología que vehicula, la Teoría del partisano acabó
convirtiéndose en una obra de culto en los ambientes de extrema
derecha. Y el hecho de que ahora las obras de Schmitt adquieran una
nueva vigencia en el contexto del orden internacional emergente tras el
11-S y parezcan revestidas de una nueva autoridad en círculos cada
vez más amplios y diversos constituye, sin duda, un buen motivo de
reflexión. |
Mineros Chilenos
Hace 14 años.
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