PATRIOTISMO Y PATRIOTERIA
Hay que diferenciar: entre humildad y humillación, libertad y libertinaje, autoridad y autoritarismo... Podremos dar varios ejemplos más. Por eso es importante, señalar que patriotismo posee una caricatura: la patriotería. Se conoce también usando una voz gala: “chauvinismo”. Menos usada es “jingoismo”. Es una expresión derivada, al parecer, del inglés. Implica siempre un palabrera sobrevaloración del país y como correlato el desprecio a otros que, frecuentemente son limítrofes. En nuestra América apenas conseguida la Independencia y consolidadas las repúblicas brotan los localismos que apuntan a establecer diferencias, distanciamientos y fobias respecto a la colectividad vecina. De esta enfermedad no escapa ninguna. Como "campana de palo" pocos saben que Luis Emilio Recabarren sentencia, en torno al I Centenario, "Amar a la patria no significa odiar a las patrias vecinas" y nadie conoce la frase del general Savio "Bueno es gritar ¡viva la Patria!. Mejor es trabajar para que la patria viva".
Incluso en Centroamérica la patriotería es potente pese a la condición microscópica de cada partícula. En Panamá es inaudita torpeza manifestar que es una ex provincia de Colombia. Los habitantes imaginan ser la "nación panameña". Tal dogma es compartido por todos los itmeños incluyendo a marxistas como Ricaurte Soler. Las otras cinco repúblicas pese a que, en el XIX, son Provincias Unidas y después República Federal (ver www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com) los desdenes y rencores coexisten con el fenómeno el “excepcionalismo": Costa Rica se cree ínsula blanca y desarrollada en un pequeño océano de barbarie mestiza y atrasada. Los resquemores han alcanzado tal frenesí que cuaja en la Guerra del Fútbol de 1969. Se enfrentan El Salvador y Honduras durante una semana que arroja el macabro saldo de 6 mil muertos y 15 mil heridos. El factor desencadenante es un match de balompié. Suramérica no es excepción. Los litigios de frontera nutren la patriotería y bloquea la posibilidad de complementariedad.
En Chile se une -al igual que Costa Rica y Uruguay- al patrioterismo el afán de excepcionalidad. De allí la frase "los chilenos somos distintos, distantes y... superiores" y aquella otra atribuida a Diego Portales "somos los ingleses de América del Sur". Eso -durante un siglo- permite sostener la teoría de que, en en el país, "no hay indios" a lo cual un racista encubierto, ni corto ni perezoso, añadía "ni negros". Hoy la TV obliga a repensar la primera afirmación al irrumpir, en la pantalla, el mundo mapuche en pie de guerra por lo que juzga su derecho ancestral al suelo de la VIII y IX Regiones. Siempre se había pensado -y aun perdura en el imaginario mapochino- que lo amerindio era "problema" de Perú y Bolivia. Hasta se explicó la victoria de Chile en la Guerra del Guano y el Nitrato por ese tipo de poblamiento autóctono. En cambio, se enseñaba los chilenos eramos "arios puros" o, “blancos de origen europeo". El afán de vender una imagen caucásica es una obsesión, por ejemplo, de la cancillería, de empresas aéreas, de reclutadores de policías de frontera y de seleccionadores del alumnado de las Escuelas Matrices de las FFAA. Hasta el más modesto restaurant, para ocupar el cargo de mesera, se exige “buena presencia”. Sabemos lo que eso implica. Huelgan las explicaciones.
En Perú se critica -y con razón- la patriotería chilena con su triunfalismo bélico. Sin embargo, allá hay una patriotería respecto a Ecuador cuyos habitantes son apodados "monos". Los ecuatorianos replican brindando el remoquete de "gallinas" a los peruanos. Son expresiones cómicas de la patriotería. Hay quejas en Lima porque Bolívar segrega territorios del norte y "fabrica" Ecuador. Quito insiste en su demanda de soberanía sobre Tumbes, Jaen y Mainas y se escucha "Ecuador fue, es y será país amazónico". Sin embargo, la voluntad bolivariana secundada por Sucre en orden a hacer del Alto Perú una república que exhiba el nombre del Libertador no motiva histeria patriotera entre los peruanos. Por el contrario hay un añeja minusvalía respecto a los bolivianos. “Llameros”, “indios”, “quesos”...- son epítetos frecuentes que se les dispara. A ello se añade la idea que La Paz enciende la Guerra del Pacífico. Primero es aliado y luego deja sólo a Perú enfrentando la invasión mapochina. Sin embargo, el experimento integrador de Andrés Santa Cruz es visualizado por la patriotería del Rimac como invasión. Sólo Ollanta Humala intenta revertir tal estereotipa. Quizás tal opinión implique su derrota en la pugna por la Presidencia.
El proceso revolucionario mexicano de modo tenue, el aprismo de la hora prima, las intuiciones geniales de Sandino, el peronismo, en cierto modo el ibañismo... tratan –talvez sin la energía suficiente- de revertir ese fermento tóxico que es la patriotería. En Argentina respecto a Paraguay hubo avances notables. El MERCOSUR lo disminuye en lo atinente a Brasil y Argentina. En Chile pese a O´Higgins, José Antonio Vidaurre, Joaquín Edwards Bello o Felipe Herrera la patriotería es potente. Está en el aula -todos los niveles- , en los textos escolares, en el cuartel, en la TV, prensa... Pocos escapan a esta doctrina internalizada por la oligarquía y sus amanuenses de pupitre y pluma. Favorecer un enclave oceánico para Bolivia es poco menos que "traición a la Patria" –o simpática extravagancia- y sugerir atenerse al fallo de la Corte de La Haya en lo atingente al litigio con Perú, "debilidad inaceptable". Con todo su poder a Pinochet no le es fácil imponer la mediación vaticana. Ibáñez registra una sorda oposición al reintegrar Tacna a Perú. Con todas sus facultades a Pinochet no le es fácil imponer la mediación vaticana. La patriotería lubrica el frenético armamentismo y tensiona las RREE entre pueblos de una misma familia.
Prof. Pedro Godoy P.
director@cedech.cl
www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com
Mineros Chilenos
Hace 14 años.
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