No puede terminar el año 2007 sin un reconocimiento al destacado intelectual fascista italiano de fructífero desempeño cultural en Chile, el literato HUGO GALLO, quien falleció hace ya 50 años mientras deambulaba cual poeta peregrino por la Península Ibérica, tierra en donde convergían los afanes histórico-literarios de Gallo: la latinidad y la hispanidad imperial.
El joven historiador chileno RAFAEL VIDELA EISSMANN es quien hace el presente reconocimiento.
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Homenaje en el cincuentenario
de la muerte de Hugo Gallo
(1957 – 2007)
La cosecha no es de aquellos que siembran;
pero, los herederos ya acuden
a las puertas invisibles de la vida.
Son como un sol que ya reverbera en las cumbres...
Todos saben lo que vendrá, pero no todos lo ven.
Hugo Gallo
El ensayista, escritor y poeta Hugo Gallo nació en Génova en 1905. Destacaba tempranemente en los círculos de escritores e intelectuales en los años veinte y contaba antes de llegar a Chile con una nutrida e interesante producción literaria en Italia, con títulos como Sole e vento, Nievo, Estasi calma y Daniel, inglese errante, obras que tuvieron excelentes apreciaciones por parte de los críticos italianos. Humberto Cavaza de Il Lavoro, señala de Sole e vento (1929): maravillosa es la poesía sincera y vibrante de Hugo Gallo, cuyo “Sol e vento” recoge los estremecimientos y sombras del corazón en un dulce y suave ritmo. Luego Gallo publica Nievo (1932) trabajo que aborda la vida y obra del poeta garibaldino del siglo XIX, Hipólito Nievo, obteniendo el Premio Reale Academia d’ Italia 1932 y los premios Bagutta y Fracchia en el mismo año, recibiendo elogiosas palabras de L’Avvisatore Librario, L’Italia Letteraria, el Corriere Mercantile y La Stampa. Aparece después Estasi Calma (1932), obra que consiguió el Premio degli Orfini 1935.
Carlo Betocchi en Il Frontespizio define que Gallo es un poeta totalísimo: es el buen resultado de esta noble cualidad reconocida en Hugo Gallo que ya ha logrado sus características… Una espiritualidad original en su poesía clara y capaz, pensamos, de liberarse de todo. Pero mientras más liberado es el espíritu, el mundo aparece aún más abierto, con mayor variedad y mayor felicidad, señalando – “conoce el secreto” – “pues la fragancia ha de terminar” –. Esta es la aspiración de Hugo Gallo.
Gallo arriba a Chile como Agregado Cultural de la Embajada de Italia en 1941. En Santiago, desarrolló interesantes aportes en el panorama literario en los difíciles años que comprenden la Segunda Guerra Mundial, publicando artículos en la revista editada y dirigida por el excepcional escritor nacional Miguel Serrano, La Nueva Edad. En Santiago Gallo además escribió Centenario dell´Apostolato di Don Bosco (1941) y Pirandello e la morte (1943).
Tras el conflicto, regresa a su patria, difundiendo ampliamente en la península y en el mundo mediterráneo, la lengua y la literatura hispanoamericana en trabajos como Grammatica della lingua spagnola (1951), Storia della letteratura spagnola (1952), Storia della letteratura ispano-americana (1954) y Le piu belle pagine della letteratura spagnola (1955), publicando también parte de su obra poética donde destaca Solstizio d'autunno (1956) y Diario lirico: 1930-1955 (1956), entre otros trabajos. Asume luego, en 1956, como Director del Instituto Italiano de Cultura de Lisboa.
Hugo Gallo fallece en España en 1957.
Un homenaje con motivo del cincuentenario de la muerte de Gallo se desarrollaría en el Instituto Italiano de Cultura en Santiago, hecho que estaba calendarizado en las actividades de dicho instituto para el día 5 de Diciembre. Sin embargo, debido a la adhesión del gran artista italiano a la causa del Eje en la Segunda Guerra Mundial, este homenaje se suspendió.
Aún cuando se nos imposibilitó homenajear públicamente a Hugo Gallo, he aquí nuestro reconocimiento y saludo al hombre inmortal, al poeta que siguió los senderos del Dante y de Leonardo; al idealista que una vez escribió “Los hombres de recta conciencia y de buena voluntad sabrán a qué atenerse; la imparcialidad y el equilibrio armónico de su espíritu darán, otra vez, un juicio de cordial simpatía, de decidida adhesión a la causa suprema, la del bien, que opera silencioso y seguro de su única victoria, la victoria final”; al visionario que nos señaló la “preparación de la Antártica, que será poblada cuando la precesión de los equinoccios lo permita”…
Más allá del velo que todo lo cubre, creando ilusiones y fantasías y de las aparentes realidades del decadente mundo actual, triunfa la sagrada palabra, la viviente idea, la inmortal herencia del espíritu.
Rafael Videla Eissmann
Dicembre 2007
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